Imagina ser parte de un grupo de personas que recuerda haber vivido un evento que en realidad nunca ocurrió. Este fenómeno, conocido como la técnica “Lost in the Mall”, puede parecer sacado de una novela de ciencia ficción, pero es muy real. ¿Qué significa esto para los líderes en ambientes donde la memoria y la percepción son cruciales?
Hoy en día, los líderes enfrentan el desafío de gestionar no solo sus propias decisiones basadas en la memoria, sino también las de sus equipos. En un mundo en el que la información se comparte y se distorsiona tan rápido, entender cómo funcionan las memorias puede transformar la forma en que lideras. La investigación sobre como, mediante sugerencias, podemos crear recuerdos falsos revela la fragilidad de la memoria humana, un reto que cada líder debe afrontar al formar juicios e influir en la cultura organizacional.
A medida que profundizamos en este tema, reflexionemos sobre el experimento de Elizabeth Loftus y su impacto en la psicología de la memoria. En uno de sus estudios, aproximadamente 25% de los participantes afirmaron recordar un evento ficticio de haber estado perdidos en un centro comercial. Lo interesante es que esta distorsión se produce a través de la repetición de sugerencias, lo que pone de relieve cómo estas pequeñas intervenciones pueden alterar la percepción de la realidad. Esto pone en cuestión la credibilidad de nuestras decisiones y la forma en que fundamos nuestras estrategias. Como líderes, debemos admitir que la memoria no es infalible y que, a veces, también podemos estar influenciados por recuerdos manipulados o confusos.
Las implicaciones de esto son profundas. La manera en que nos comunicamos y construimos recuerdos compartidos en un equipo es fundamental para la formación de la cohesión y la confianza. Si no somos conscientes de cómo se pueden configurar las memorias, corremos el riesgo de crear narrativas que pueden alejar a los miembros de nuestras organizaciones en lugar de acercarlos.
Para los que están en posiciones de liderazgo, es vital tomar una postura crítica sobre las sugerencias que hacemos, tanto a nosotros mismos como a nuestro equipo. Recordemos las palabras escritas sobre cómo los recuerdos podrían ser adoctrinados simplemente mediante sugerencias: “los enfoques sugeridos pueden distorsionar lo que las personas creen haber experimentado”. Este pensamiento debe estar en el corazón de nuestras interacciones. Al ser más conscientes de las narrativas que compartimos, podemos construir un entorno en el que la comunicación sea clara y la verdad prevalezca.
Entonces, ¿cómo puedes usar estos conocimientos en tu liderazgo diario? Aquí hay tres pasos prácticos:
- Fomenta la apertura: Crea un ambiente donde los miembros de tu equipo se sientan cómodos compartiendo sus recuerdos y experiencias sin temor a ser juzgados.
- Practica la retroalimentación efectiva: En lugar de simplemente aceptar relatos, verifica las situaciones y fomenta una cultura de claridad en la que las versiones de los hechos sean discutidas abiertamente.
- Capacítate en la comunicación clara: Asegúrate de que cada mensaje que compartas sea claro y directo, evitando la ambigüedad que podría llevar a malentendidos futuros.
Al aplicar estos conceptos en tu liderazgo, puedes asegurarte de que lo que precede a tus decisiones y acciones esté fundamentado en la realidad y no en recuerdos distorsionados. En un entorno donde las verdades a menudo son moldeadas por la percepción, tu papel como líder es guiar hacia una cultura de confianza y verdad.
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